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29 de noviembre de 2012

¿Dónde están los héroes?

El otro día Juan Carlos Navarro, todos ustedes lo sabrán, cumplió quince años desde que saltó a una cancha de baloncesto profesional. Quince años llenos de éxitos, títulos, records y celebraciones. Curiosamente, para mí, es el mayor ejemplo del fracaso y falta de visibilidad del baloncesto ACB en particular y del FIBA en general. Me explico. Prácticamente todos consideramos a Navarro como uno de los mejores jugadores de baloncesto de la historia de nuestro país y uno de los mejores de Europa. Recientemente logró auparse en lo más alto de la tabla de anotadores de la Euroliga sin alcanzar los catorce puntos por partido y, siendo uno de los mejores jugadores y anotadores de nuestra liga, apenas pasa de los trece puntos de media en los quince años que lleva deleitándonos. 



Con esto, no me malinterpreten, no estoy criticando al jugador si no al concepto imperante en nuestro baloncesto. Un concepto llevado a cabo sistemáticamente por nuestros entrenadores. Entrenadores que esconden a los mejores, a poco que no son necesarios para la victoria, bajo pretexto de no cansarlos. Con rotaciones programadas de antemano y ejecutadas independientemente de si los jugadores están o no "on fire". Lo peor es que asumamos esa racanería como normal. No hay más que oír al narrador de turno anunciar, por todo lo alto, que tal o cual jugador llevan nada más y nada menos que... quince puntos.


Los amantes del baloncesto valoramos el hecho de que en un equipo se repartan los minutos y varios jugadores aporten por igual. Pero no nos engañemos, todos disfrutamos viendo a un jugador en pleno éxtasis anotador. Queremos ver partidos épicos ganados por jugadores épicos. No se ustedes, pero yo echo de menos exhibiciones anotadoras ¿Cómo olvidar los 62 puntos de Petrovic frente al Snaidero, contestados por los 44 de Oscar, los 63 de Arlauckas en Bolonia o los 32 puntos y 27 rebotes de Sabonis en Orense? Aún tengo fresco en la rétina un Real Madrid-Joventut, con Plaza y Aito a los mandos, en el que Bullock se fue a los 35 puntos y Rudy a los 30. Y más recientemente ¿Quien no disfrutó con los 26 puntos de  Carroll contra el Canarias o los 24 del mismo Navarro frente al Lietuvos? 



Necesitamos héroes. 
Cuando nos preguntamos qué tiene la NBA que no tengamos nosotros es precisamente eso. No solo tienen los mejores jugadores, es que allí fomentan su uso. ¿Se imaginan que el máximo anotador de aquella liga llevara 18 puntos de media? ¿Como podemos vender a los no aficionados un baloncesto a 70 puntos en el que la estrella meta catorce? Queremos ver a Carroll en plena orgía triplista, vuelos sin motor y tiros  imposibles de Rudy o a Navarro metiendo canastas a pie cambiado. Se preguntan cual es la causa de las paupérrimas audiencias. Olvídense de normas, horarios televisivos o narradores anodinos. Todo eso importa, qué duda cabe, pero lo que de verdad necesitamos, en definitiva, son héroes.



4 comentarios:

  1. Hola! Tan solo un par de apreciaciones:
    Aborrezco la excesiva frialdad del baloncesto europeo, pero no tanto como los US Troopers (entiéndeme bien) en busca de títulos individuales. Claro que recuerdo las hazañas: la de Arlauckas pervive en una cinta de VHS, la de Petrovic en mi memoria y la de Sabonis... Casi en mis propias carnes, pues estaba en segunda fila del pabellón Paco Paz.
    Sin embargo, me emociono más recordando al bueno de Clarence Kea, que sin llegar a los dos metros (en todo caso, de culo) arrebató el promedio reboteador al mismísimo Arvydas en su época madridista. Esas sí me aprecen heroicidades, al igual qeu las de un impertinente Petrovic comandando una tropa de geniales jugadores a la mayor de las glorias, o als del propio Navarro encauzando las aguas de un caudal para acabar saliendo victorioso de batallas imposibles.
    Por otro lado... 18 puntos de media a lo largo de toda una carrera en los VIPs de la élite, es una cifra nada desdeñable, casi heroica. En eso estaremos de acuerdo.
    Lo que está claro es que, para los que amamos el baloncesto, podríamos enzarzarnos en discusiones como ésta durante horas y llegar a la conclusión de que cualquier tiempo pasado tuvo sus héroes, y los de ahora están por venir.
    Enhorabuena por este blog y adelante!!

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    1. Ante todo gracias por leerme y por tu comentario. Siendo mi primera entrada me ánima mucho.

      No me entiendas mal. La estadística de anotación no indica ni mucho menos la valía de un jugador y tampoco quiero un baloncesto en el que la estrella se tire hasta las zapatillas.

      La cuestión es que cada vez hay menos épica y creo, que en gran parte, es debido a esa racanería a la hora de dejarnos disfrutar de los mejores.

      Por supuesto, el gran merito de Navarro, por ejemplo, no son sólo la cantidad de puntos o asistencias si no cuando se han producido estos y, sobre todo, mantenerse en la élite tantos años.

      Saludos

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  2. Totalmente de acuerdo.

    Escuchas o lees declaraciones de entrenadores que están más mucho indignados cuando pierden 100-95 que cuando lo hacen 65-60.

    Y eso no cuadra con lo que gusta ver.

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    1. No sólo eso, hay muchos partidos que, cuando uno de los equipos toma una gran ventaja van muriendo poco a poco. No hay ambición de ganar por más y meter más puntos. Se convierten en meros trámites sin ningún interés y al espectador, si quieres mantenerlo, hay que darle espectáculo siempre.

      Gracias por leerme y por tu comentario.

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